domingo, 29 de agosto de 2010

Los 3 ancianos

Una mujer que salía de su casa vio a tres ancianos de barbas blancas sentados en el jardín de su casa.

“No sé quienes son ustedes, pero deben tener hambre. Por favor, pasen que les daré algo de comer”

“¿Está el hombre de la casa?”, preguntó uno de ellos.

“No, no está”

“Entonces no podremos entrar” dijeron los ancianos.

Al atardecer, cuando su marido llegó a la casa, la señora le contó lo sucedido.

“Ve y dile que yo estoy en casa y que los invito a pasar a los tres”

La mujer salió y los invitó amablemente a que pasaran.

“Nosotros no podemos ser invitados a una casa juntos” dijo con determinación uno de los ancianos.

“¿Por qué?” preguntó la mujer muy intrigada.

El anciano con la barba más blanca respondió:

“Su nombre es Riqueza” dijo señalando a uno de ellos y señalando al otro agregó: “Su nombre es Éxito, y el mío es Amor… ahora, ve con tu marido y decidan a cuál de nosotros prefieren invitar”

“¡Qué fantástico! Si ese es el caso invitemos a Riqueza. Así llenaremos nuestra casa con riquezas” Dijo el marido cuando escuchó lo que le contó la mujer.

“No, no me parece buena idea… ¿Por qué no elegimos a Éxito? así seremos admirados por todos”

su hija adoptiva que escuchaba la conversación desde su habitación exclamó:

“¿ Por qué no invitamos al Amor? ¿Por qué siempre hay que pensar en las riquezas y el éxito como si el amor no fuera importante para nosotros?”

La intervención de la niña dejó a sus padres en silencio y avergonzados.

“Sí, ella tiene razón” dijo la madre.

Y el padre agregó: “Sigamos el consejo de nuestra hija”

La mujer salió al encuentro de los ancianos y preguntó :

“¿Cuál de ustedes es Amor? … Por favor, pase y sea nuestro invitado.”

Amor se levantó y comenzó a caminar hacia la casa. Los otros dos también se levantaron y los siguieron. Sorprendida, la mujer miró a Éxito y a Riqueza y preguntó:

“Sí yo solamente invité a Amor ¿Por qué ustedes también vienen?”

Los tres ancianos respondieron juntos:

“Si hubiese invitado a Éxito o a Riqueza los otros dos se quedaban afuera, pero ustedes invitaron a Amor, y donde quiera que él vaya los otros lo siguen. Porque donde hay amor siempre hay éxito y riqueza.

viernes, 27 de agosto de 2010

La magia del Violín

Había una vez un violinista llamado Paganini.
Algunos decían que era muy raro. Otros que era sobrenatural. Que era mágico. Las notas mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente, por eso nadie quería perder la oportunidad de ver su espectáculo.

Una noche, el público estaba preparado para recibirlo.
La orquesta entró y fue aplaudida. El director fue ovacionado. pero cuando Paganini apareció, el público deliró (aplaudía, gritaba, …).
Paganini coloca su violín en el hombro y lo que sigue es indescriptible, sorprendente, …
Blancas, negras, corcheas,…las notas parecen tener alas y volar con el toque de aquellos dedos encantados.

¡DE REPENTE, un sonido extraño interrumpe el ensueño…
¡Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompe!
El director de la orquesta paró. La orquesta paró de tocar. El público paró.
¡Pero Paganini no paró. Mirando su partitura, él continuó sacando sonidos deliciosas de su violín sin problemas. El director y la orquesta, admirados, vuelven a tocar.

El público se calmó, cuando DE REPENTE, otro sonido extraño…
¡Otra cuerda del violín de Paganini se rompe!
El director paró de nuevo. La orquesta paró también.
¡Paganini no paró. Como si nada hubiera ocurrido, olvidó las dificultades y siguió arrancando sonidos imposibles de su violín.
El director y la orquesta, impresionados, vuelven a tocar.

Pero el público no podía imaginar lo que iba a ocurrir a continuación.
Todas las personas, asombradas, gritaron un OHHHH! Que retumbó por toda la sala.
Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompió. El director para. La orquesta para.
La respiración de público para.
¡Pero Paganini NO para!!!.
Como si fuera un contorsionista musical, arranca todos los sonidos posibles de la única cuerda que sobra de aquel violín destruido. Ninguna nota fue olvidada.
El director,asombrado,se anima. La orquesta también. El público pasa del silencio a la euforia (grita, aplaude, se pone de pie, llora,…Pagani alcanza la Gloria, triunfa, …

“Victoria” es el arte de continuar “donde todos resuelven parar”

martes, 24 de agosto de 2010

El infierno y el cielo

Cierto día, un sabio visitó el infierno. Allí, vio a mucha gente sentada en torno a una mesa ricamente servida. Estaba llena de alimentos, a cual más apetitoso y exquisito. Sin embargo, todos los comensales tenían cara de hambrientos y el gesto demacrado: tenían que comer con palillos; pero no podían, porque eran unos palillos tan largos como un remo. Por eso, por más que estiraban su brazo, nunca conseguían llevarse nada a la boca.

Impresionado, el sabio salió del infierno y subió al cielo.

Con gran asombro, vio que también allí había una mesa llena de comensales y con iguales manjares. En este caso, sin embargo, nadie tenía la cara desencajada; todos los presentes lucían un semblante alegre; respiraban salud y bienestar por los cuatro costados. Y es que, allí, en el cielo, cada cual se preocupaba de alimentar con los largos palillos al que tenía enfrente.

domingo, 22 de agosto de 2010

Historia del Lápiz

El niño miraba al abuelo escribir una carta. En un momento dado, le preguntó:
–¿Estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, quizá, una historia sobre mí?
El abuelo dejó de escribir, sonrió y dijo al nieto:
–Estoy escribiendo sobre ti, es cierto. Sin embargo, más importante que las palabras es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueses como él cuando crezcas.
El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada de especial.
–¡Pero si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida!
–Todo depende del modo en que mires las cosas. Hay en él cinco cualidades que, si consigues mantenerlas, harán de ti una persona por siempre en paz con el mundo. Primera cualidad: puedes hacer grandes cosas, pero no olvides nunca que existe una mano que guía tus pasos. A esta mano nosotros la llamamos Dios, y Él siempre te conducirá en dirección a su voluntad.
Segunda: de vez en cuando necesito dejar de escribir y usar el sacapuntas. Eso hace que el lápiz sufra un poco, pero al final está más afilado. Por lo tanto, debes ser capaz de soportar algunos dolores, porque te harán mejor persona.
Tercera: el lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar aquello que está mal. Entiende que corregir algo que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino de la justicia.
Cuarta: lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que hay dentro. Por lo tanto, cuida siempre de lo que sucede en tu interior.
Finalmente, la quinta cualidad del lápiz: siempre deja una marca. De la misma manera, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará trazos, e intenta ser consciente de cada acción.

viernes, 20 de agosto de 2010

Una promesa es una promesa

Esta es la historia de un duendecito llamado Jim, que a pesar de ser amable, alegre y juguetón, se fue quedando sin amigos, ¡vamos! ¡ni siquiera lo quería mirar el sol! Y es que a Jim le encantaba hacer promesas por doquier; daba su palabra por acá, por allá, por ahí y también por aquí.


Ocurrió un día que iba a haber una gran fiesta en el bosque para celebrar el cumpleaños de los grandes robles ¡cumplían trescientos añitos nada más! Y el bosque entero, con todas sus criaturas (las mágicas y las que no lo son) se estaban organizando para la gran celebración. Y entre tanto barullo sobresalió la voz de Jim, que de inmediato se puso a prometer que llegaría primero que todos para adornar el bosque entero, y que también hornearía el pastel, prometió además que luego de la fiesta él iba a limpiar todo y a lavar los trastos, incluso le prometió a todas las duendecitas que bailaría con ellas al menos una vez. Habiendo dicho eso los habitantes del bosque quedaron sorprendidos, y tomando la palabra del duende quedaron muy seguros que la fiesta sería grandiosa y de lo más divertida. Pues llegó por fin el tan esperado día del evento; pero cuando fueron llegando todos los invitados se desilusionaron enormemente, porque el bosque se veía como siempre se ve, no había guirnaldas de flores, ni faroles de colores, no había serpentinas, ni mantelitos, no había ni una sola decoración, todo estaba en silencio total. Y los distinguidos festejados se veían con sus hojitas tristes, pues de verdad esperaban una gran fiesta para celebrar que habían sido ellos los fundadores de aquellos bosques; así que de inmediato todos los demás, desde pequeñas luciérnagas y hadas hasta los trolls y las ardillas comenzaron a trabajar a toda prisa para adornar el lugar. Pero luego notaron que ni siquiera tenían el pastel de cumpleaños para festejar, y todos sabemos que un cumpleaños sin pastel con velitas encima es muy triste, porque se supone que uno puede pedir un deseo que se hará realidad, y sin pastel y sin velitas los grandes robles no podían pedir su deseo, así que su hojitas se pusieron todavía más tristes. Pues así tristes estaban todos, porque hornear un pastel tan grande no era cosa fácil ni rápida y tardarían toda la tarde, y cuando llegaron las duendecitas, con sus vestidos de pétalos fragantes notaron que no había fiesta, ni música, que todos estaban tristes y molestos y sobre todo notaron que el duendecito Jim no aparecía por ningún lado, y las duendecitas, que estaban todas ilusionadas por bailar con Jim, también se sintieron tristes y enojadas, y al ver eso, los grandes robles no pudieron más y se soltaron a llorar, porque la fiesta no era alegre, ni divertida, y todos tenían las caritas fruncidas, y algo muy dentro del bosque comenzó a temblar, comenzó a resquebrajarse, sonaba como un montón de galletas rompiéndose a la mitad ... y, en efecto, algo se había roto por la mitad ... ¡ERA EL CORAZÓN DEL BOSQUE! ... Al escuchar aquel estruendo Jim despertó de la siesta que estaba tomando en lo profundo de los pétalos de un dulce tulipán, y salió corriendo a ver que ocurría, y cuando llegó al bosque notó que todos los árboles estaban partidos por la mitad, que todas las hadas, los duendes, los trolls, las aves, los colibríes y todos los demás estaban tristes, enojados y nadie quería hablar con él. “¡PERDÓN! ¡PERDÓN!” –gritaba Jim– pero ya nadie lo quería oír, el corazón del bosque estaba roto, y también el corazón de sus amigos, porque Jim les había prometido muchas cosas y ninguna la había cumplido, y es que Jim no entendía que al hacer una promesa, no sólo se dicen palabras, en una promesa se entrega la confianza, de quien la hace y de quien la cree, en una promesa se entrega el alma, se da la amistad y el cariño, con una promesa uno dice “te quiero” “ me importas”, en una promesa se da también el honor, se entrega nuestra palabra ¡una promesa es una promesa! ¡No es cualquier cosa! ¡No es una baratija! Una promesa no es algo que se puede echar a la basura, el duendecito Jim no entendía que una promesa que no se cumple abre una herida, una promesa vacía va rompiendo el corazón de a poquito y lo deja un poco desilusionado, vacío y dolorido. Pero al ver todo lo que había causado, el duendecito Jim sacó de su sombrero un trébol de cuatro hojas, lo frotó en sus manos y salió un gran arco iris que remendó el corazón del bosque y lo llenó de color, y al final de aquel mágico arco iris no había una olla con monedas de oro, sino un enorme pastel de cumpleaños con trescientas velitas encendidas para que los grandes robles pudieran pedir su deseo, y con el arco iris llegaron las musas, que de inmediato comenzaron a tocar hermosas melodías y trajeron de vuelta la sonrisa a todas las criaturas del bosque y tuvieron la fiesta que tanto querían, porque Jim, el duendecito, lo había prometido, y también prometió no volver a romper otra promesa nunca más, pues ahora sabía lo que significaban en verdad. Y así pasaron toda la noche festejando y bailando todas las criaturas del lugar, mientras Jim se arremangaba la camisa ¡pues tenía muchos trastos que lavar!

miércoles, 18 de agosto de 2010

La naturaleza de la mente

Se trataba de un hombre que llevaba muchas horas viajando a pie y estaba realmente cansado y sudoroso bajo el implacable sol de la India. Extenuado y sin poder dar un paso más, se echó a descansar bajo un frondoso árbol. El suelo estaba duro y el hombre pensó en lo agradable que sería disponer de una cama. Resulta que aquél era un árbol celestial de los que conceden los deseos de los pensamientos y los hacen realidad. Así es que al punto apareció una confortable cama.

El hombre se echó sobre ella y estaba disfrutando en el mullido lecho cuando pensó en lo placentero que resultaría que una joven le diera masaje en sus fatigadas piernas. Al momento apareció una bellísima joven que comenzó a procurarle un delicioso masaje. Bien descansado, sintió hambre y pensó en qué grato sería poder degustar una sabrosa y opípara comida. En el acto aparecieron ante él los más suculentos manjares. El hombre comió hasta saciarse y se sentía muy dichoso. De repente le asaltó un pensamiento: “!Mira que si ahora un tigre me atacase!” Apareció un tigre y lo devoró.

Cambiante y descontrolada es la naturaleza de la mente. Aplícate a conocerla y dominarla y disiparás para siempre el peor de los tigres: el que mora dentro de ella misma.

lunes, 16 de agosto de 2010

Las Tres Rejas

Un joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa de éste y le dice:
-Escucha, maestro. Un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia...
-¡Espera! –lo interrumpe el filósofo- ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
-¿Las tres rejas?
-Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
-No. Lo oí comentar a unos vecinos.
-Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme ¿es bueno para alguién?
-No, en realidad, no. Al contrario...
-¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
-A decir verdad, no.
-Entonces –dijo el sabio sonriendo- si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.